¡Qué se calle el pueblo!

Artículo 2/5

LIBERTAD DE PRENSA

Si gobernases un país, ¿qué harías para ganar el voto de la opinión pública? ¿Invertir en educación o en medidas que restrinjan la libertad de expresión? ¿Controlarías los medios de comunicación? Hoy en día, el presidente de un país no puede controlar los medios de comunicación, ¿o sí?

Actualmente, lo que piden las grandes empresas mediáticas son más medios, mayor difusión. Así se pelean por conseguir licencias en la TDT y también en las ondas de la FM. Así pues, cuando un grupo no consigue su petición se enfada con el Gobierno y lo critica, como un niño en el colegio cuando suspende y dice “el profe me tiene manía, el profe no sabe explicar,…”. El profesor pediría al alumno que se aplicara para aprobar, pero el Gobierno no pide nada a los medios porque teme que hablen mal de él y por eso intenta contentarlos.

Contentas deben de estar ahora las radios comerciales con la aprobación de la Ley Audiovisual que protege a las grandes emisoras eliminando las nacientes de tipo social y con pocos recursos bajo el manto de la democracia, el supuesto poder del pueblo. Y digo “supuesto” porque lo del poder está muy claro pero lo del pueblo parece que se está olvidando en las nuevas legislaciones.

El 18 de marzo se aprobó la nueva Ley Audiovisual y, al día siguiente, el Anteproyecto de Ley de Economía Sostenible y su “Ley Antidescargas” por la cual una administración podrá decidir qué páginas son legales y cuáles no lo son sin intervención judicial. Menos mal que estas leyes son supuestamente democráticas y benefician al pueblo: al pueblo de los magnates industriales, al pueblo de la SGAE, las discográficas y los grandes medios de comunicación. Los otros, los del pueblo llano, los mileuristas (que son mayoría) son los perjudicados, son los que tienen que pagar un canon al comprarse un CD sea para lo que sea. Los otros, los del auténtico pueblo, son los que se dirigen a medios alternativos como las radios comunitarias para alzar su voz y expresarse libremente sin ánimo de lucro. Sin embargo, el Gobierno pretende eliminar estas radios libres, primero finge que no nos escucha y después, directamente, nos acalla.