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martes, 7 de septiembre de 2010

Con Bolonia, ¿se acaba Pasajes?

¡Ya estamos de vuelta!

Bueno, eso está por ver... Después de este cerrojazo de Pasajes en verano, volvemos con ganas de ofrecer lo mejor de nosotras en nuestro programa; sin embargo, nos ha surgido un incomprensible pequeño gran problema: la incompatibilidad con la universidad. Incomprensible porque están convirtiendo la universidad en un sitio hermético al que se puede entrar, pero no salir; una fuente de conocimiento única, porque en el nuevo paraíso universitario no podemos beber de otros manantiales; quieren absorbernos en el mundo estudiantil, incubarnos, meternos en la burbuja y no respirar aire hasta acabar.

Después de estos dos meses en los que seguro todos hemos tenido tiempo de pensar, reflexionar, fijarnos propósitos para el año académico que entra y, sobre todo, indagar sobre nuevos asuntos que tratar en la radio, los profesores han llegado a la conclusión, obcecados por los cantos de sirena, de que meternos dentro de la era Bolonia ("universidad a la bolognesa" decía uno) es lo mejor para nosotros; y no se dan cuenta de que precisamente fuimos nosotros mismos quienes elegimos estudiar una licenciatura en su momento y rechazar la magnifica oportunidad de ser bolonios (si no recuerdo mal, en segundo de carrera nos dieron la opción de cambiarnos). ¿Por qué siguen imponiéndolo? ¿Cuántas veces tenemos que decir que no nos gusta Bolonia?

Estudiar a la bolognesa significa, entre otras muchas cosas negativas, una asistencia obligatoria. Y nos hace gracia escuchar los argumentos de pacotilla que utilizan para razonarnos que nuestro único deber en la vida como estudiantes es acudir a la universidad. No se dan cuenta de que lo bonito de la etapa universitaria es vivir lo que hay alrededor de ella; disfrutar de la ciudad, de sus actividades, de los planes alternativos; inmiscuirse en otros mundos y otras gentes... Aprender por ti mismo de otros vientos que no te ofrece la facultad, siendo bolonia o carbonara... Sin ir más lejos, el viernes tenemos asamblea de la Asociación de Radio de nuestra universidad, la única Facultad de Ciencias de la Información que ha desperdiciado durante más de seis años un estudio de radio de lujo. ¿Qué debemos hacer? La radio está naciendo en la Rey Juan Carlos después de casi 20 años de vida y nosotros, ¿nos tenemos que quedar al margen porque tenemos que ir a clase?

Ni mucho menos soy de la opinión de no pisar por la facultad, yo la piso y mucho, pero de vez en cuando está bien tomar contacto con la vida en estado puro y no con simulaciones, que de tan simuladas no hay quien se las crea. Tener la posibilidad de no asistir para hacer otras cosas interesantes es fantástico. "Tenéis que venir, es vuestro trabajo, igual que yo no puedo faltar porque me dé la gana. Yo tengo que firmar mi asistencia diariamente", ha dicho hoy un profesor; pues no señor, usted gana dinero por ir, yo lo pago; yo estoy aquí para después trabajar en lo que me apasiona, se supone que usted es ya el apasionado de su trabajo docente, ¿o está aquí para poder vivir y las pasiones las tiene fuera? Eso es lo más habitual, ¡y así nos va! Además, ya tendré tiempo en la vida de estar vigilada, y tener que fichar, y rendir cuentas de mis asistencias, pero ahora déjame que viva una etapa sin ataduras (de forma responsable).

Con Bolonia tenemos que trabajar más porque nuestros créditos se componen de horas en clase pero también de horas en casa. ¿Esto significa que pagamos por trabajar en el escritorio de nuestra habitación? Lo mejor de todo es que después también pagaremos por trabajar en una empresa... Eso sí, los trabajos serán siempre en grupo, porque ellos, los profesores, no pueden corregir individualmente, somos demasiados; pero sí pueden mandar y mandar y mandar más tareas para ejercitar su asignatura porque, evidentemente, es la única que tenemos en todo el año... No estoy enrabietada porque me manden trabajos, sino porque dan la vuelta a la tortilla como quieren y les viene en gana.

Y todo esto para comunicaros que, efectivamente, vamos a tener que hacer malabares para seguir con el programa de radio que hasta ahora era los lunes a las 18.00h (faltábamos a clase sin problema, y sin duda, aprendí mucho más en Carcoma) y que ahora nos coincide con clases de asistencia obligatoria. ¡Lo intentaremos!

En fin, con Bolonia pretenden que los jóvenes estudiantes estén metidos en la universidad o en sus cuartos haciendo trabajitos, para que no tengan tiempo de emborracharse, drogarse, robar..., lo típico vaya; y para que no tengan tiempo tampoco de reunirse, relacionarse, pensar por sí mismos, asociarse, reivindicar, gritar... Máquinas que trabajen con máquinas, máquinas con soluciones instantáneas impensadas.

Más que cabezas pensantes, cuerpos andantes…

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