¡Terremoto en Chile! Imaginad por un momento a todos los chilenos extendidos a lo largo del mundo recibiendo esta noticia. Un jarrón de agua fría, o caliente qué más da, se les echaría encima.
El pasado 27 de febrero, un sismo de 8.3 grados en la escala Richter, según el Servicio Sismológico de Chile, dejó más de 800 muertes en el país, aunque la cifra oficial aún no está disponible ya que los datos bailan cada hora. Numerosas ciudades del estado suramericano se vieron, en el mejor de los casos, afectadas; entre ellas: Dichato, Talca, Concepción, Constitución, Maule, San Antonio, Isla Juan Fernández, Valparaíso y Viña y otras provincias como Colchagua.
Numerosos arquitectos han hablado de la buena estabilidad de los edificios de Chile, sin la cual la tragedia huebiera sido mucho mayor, casi como en Haití, donde la cifra de muertes es desoladora.
Pero dejando atrás el pasado, que ya pasó, y el "estado de excepción constitucional de catástrofe" declarado por la saliente presidenta de Chile, Michelle Bachelet, es tiempo de vivir el presente de cara al futuro. El presidente electo, Sebastián Piñera, ya ha reformulado su proyecto electoral con el que ganó las elecciones del pasado 17 de enero de 2010 y dedicará tres años, de sus cuatro de legislatura, a reconstruir cada rincón chileno, como es lógico y normal.
Es muy duro decir que el mundo sigue, pero realmente el mundo sigue. La vida, con mayúsculas, es la única que jamás morirá y mientras seamos presos, o libertinos de ella, debemos seguir andando por el camino. Por eso Chile saldrá adelante y volverá a sonreir.
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