Después de las vacaciones volvemos con las pilas cargadas y en esta primera entrada os dejamos la entrevista realizada a María Pía Matta para el programa sobre las radios comunitarias.
“Me parece pésimo que España no avance en temas de libertad de expresión”
María Pía Matta es periodista de la Universidad Católica de Río de Janeiro. Ha trabajo en diversos medios de comunicación en Brasil y Chile, actualmente desempeña la función de directora adjunta en Radio Tierra en Santiago de Chile, emisora comunitaria con 17 años de experiencia en el ámbito de la comunicación ciudadana y comunitaria. Además, preside desde el año 2003 AMARC ALC, Asociación Mundial de Radio Comunitarias, América Latina y Caribe.
- ¿Cuándo nacieron las radios comunitarias en América Latina?
La primera radio educativa, popular, comunitaria o asociativa en América Latina nació alrededor de los años 40. En la página web www.amarc.org se pueden encontrar diferentes artículos sobre la historia de su aparición. Por lo tanto, no coinciden con el periodo del auge de las radios libres europeas que fue en los años 80, aunque fueron muy importante para el contexto mundial en comunicación.
- En Chile las radios comunitarias han sido reguladas. ¿Qué nos puede decir sobre el panorama legislativo en general y un poco la comparación entre América Latina y España?
El proceso legislativo o de la propia radio como fenómeno en Europa es como si se hubiese quedado estancado. En el caso de América Latina tuvo muchos avances pero también retrocesos. En los años 70 con la Dictadura hubo una especie de retroceso respecto a la propiedad de radios y también por el proceso económico liberal que puso a la frecuencia en una especie de “subasta mercantil” sin ningún tipo de control del estado.
Las comparaciones que se pueden hacer en el caso de España es que hay algunos estudios pero no de legislación comparativa sino de lo que no ha ocurrido con la radiofonía. Mientras que en América Latina hemos logrado avanzar en estos últimos 5 o 6 años porque ha habido un movimiento muy pujante por parte de las radios comunitarias: como un movimiento asociativo, muy aliado con el mundo académico, con la sociedad civil, organizaciones de la sociedad civil y con muchas alianzas de grupos de periodistas.
- ¿Qué nos puede decir sobre la libertad de expresión en este tipo de radios comunitarias. Realmente existe?
La libertad de expresión ha sido un proceso lento pero que ha obtenido resultados y que queda reflejado a través de dos leyes. Dos leyes que abarcan todo y que son el caso de Argentina, todavía sin reglamento, que le dan el 33% del espectro al sector comunitario asociativo o el caso de Uruguay que hacen lo mismo y que está mucho más avanzado porque sí tienen un reglamento y por lo tanto se están legalizando aquellas radios comunitarias que estaban al aire y que no tenían legalidad.
- En la Ley General Audiovisual que se votó en el Congreso en España queda reflejado que no se va a dar el 33% de espectro de la comunicación social y que no da mucha posibilidad de futuro a las radios comunitarias, es más, seguramente terminarán cerrando a la mayoría, las más de 3000 frecuencias que hay ilegales en nuestro país. ¿Por qué ocurre esto, si España es un país supuestamente progresista demócrata?
Porque no es obvio una cosa con la otra; no van de la mano. Son procesos largos. Primero de incidencia política y segundo de convicción de que es una necesidad que va
agarrada de la mano, directamente con la democracia. No hay procesos democratizadores de verdad. La libertad de expresión no es la piedra angular con la que se miden estos temas.
Cuando se dice que el 33% es el óptimo, es lo que dicen las asociaciones que la defienden y que dicen: "Ojalá que todos los gobiernos y los estados legislen para que más o menos las consideraciones respecto a las frecuencias sean similares entre los tres sectores: el privado o empresarial, el público estatal y el comunitario sin fines de lucro". Pero eso es un óptimo, lo que yo hablo de Argentina y Uruguay es del óptimo cumplido.
- Entonces, ¿Por qué España no ha cumplido con eso?
España en los años 80 tenía muchas radios "libres" que se fueron acabando al no tener ningún lugar dentro del proceso de reconstrucción democrática en España ni en la propia transición.
- ¿Cuántos temas de libertad de expresión se sacrifican por la lógica de la convivencia política o de lo políticamente correcto?
Son preguntas que hay que hacerse. Ahora yo no puedo afirmar nada pero me parece pésimo que España no avance en esa materia. Me parece terrible que las radios comunitarias que están en la ilegalidad hoy en día puedan ser expulsadas del dial y no puedan ejercer ese derecho. Lo importante es que hay que hacer ver como todos esos procesos se ponen ante la Comisión Europea, pero es un proceso que tienen que llevar adelante los españoles.
- En cuanto a la concesión de esas licencias, ¿tiene que ser el sector público quien las controle o debe ser un consejo que se forme con gente de radios comunitarias o del ámbito privado?
En mi opinión sí que se trata de un proceso pero detrás de esto hay una discusión muy larga. La Unión Internacional de Telecomunicaciones le entrega a los estados una potestad sobre frecuencias. Cada país o cada estado tiene una cantidad de frecuencias para administrar. En el caso de América Latina tiende a la liberalización absoluta. Es decir, yo entrego un proyecto de legalidad para poner en licitación un par de frecuencias y compiten dos asociaciones de tipo comercial para una determinada frecuencia. Las dos presentan un programa técnico y nadie presenta ni una programación ni cuál es el proyecto cultural de esa radio. Es sólo una competencia tipo técnico.
- El principio de igualdad, ¿no?
Claro y después si ellos empatan van a una tómbola de donde saldrá la asociación ganadora. Esto seguirá siendo así hasta que no se dejen de ver a las telecomunicaciones como un lugar donde hay tráfico solamente; como un tráfico de frecuencias y no como un insumo limitado donde se ejerce libertad de expresión.
- Cuando otros medios de comunicación intentan hacer ver al resto de la gente que las radios comunitarias están causando un daño mucho mayor que la crisis publicitaria en este tipo de medios, ¿eso genera una opinión pública en contra de estas radios comunitarias? Además de esta crisis publicitaria, ¿de dónde se nutren las radios comunitarias?
Es algo mezclado. A ver, yo creo que hay posiciones distintas en el movimiento de las radios comunitarias. Nosotros desde amarc creemos que el financiamiento debe de ser mixto, como hace el estado francés respecto a las radios asociativas en Francia otorgándoles una cantidad de beneficios económicos y que son gastados íntegramente en la radio, son facturados en nombre de la radio y, por tanto, no van destinados al bolsillo de nadie. En ningún caso el estado es el que te puede obligar a no vender publicidad, a no poder acceder a los recursos del estado porque está violando un derecho a la libertad de expresión que tiene esa comunidad.
- ¿A lo mejor ahí entra un poco el tema de la competitividad en relación a las audiencias?
Eso es relativo, yo no creo en los programas que sobreviven porque tienen audiencia, eso es una cosa absolutamente inventado por el mercado, es decir quién dice que programa tiene audiencia y quién dice que no, quiénes son los que encuestan para eso. Por ejemplo, un ciudadano latinoamericano compra un promedio de 10 diarios al año, entonces ¿por qué los diarios no quiebran? Porque todo eso no es verdad. Lo que existe es un sistema marcado en el que existen targets determinados, nichos determinados.
- Sobre todo esto de la libertad de expresión siempre dices que debemos ejercerla hasta que nos duela y que a veces duele y mucho. La duda es, ¿hasta qué punto también podemos dejar que las entidades privadas tengan esa libertad de expresión, es decir, hasta dónde es bueno que nos reflejen a la sociedad ese tipo de información que después van a vender a unos anunciantes?
Creo que nunca vamos a salir de esa discusión.
- ¿Sería un planteamiento, qué es el periodismo: un ejercicio social o una forma de vivir?
Sí, pero no debemos olvidarnos que también tienen que existir unas regulaciones para los periodistas, o sea que los periodistas no queden desprotegidos en sus propios medios de comunicación. Puede ser que haya muy buenos periodistas o muy malos periodistas pero ellos en muchas ocasiones se encuentran en situaciones conflictivas que no queremos ver, como por ejemplo el caso de Honduras o el caso de Venezuela. Los periodistas sufren por su profesión, tienen dificultades para ejercer su lugar. Yo creo que ese problema no lo vamos a poder resolver sino hay un sistema de medios diversos con garantías concretas.
- Es decir, ¿tener una cierta transparencia al público?
Por supuesto. En mi opinión una transparencia respecto a sus recursos: cómo los gasta, quién le paga, qué programación tiene, cómo trabaja con la comunidad: si su comunidad es una comunidad territorial o una comunidad de intereses.
- Existe la idea de que las radios comunitarias son radios pequeñas que tienen que ver más con lo territorial que con lo nacional, ¿es eso cierto?
No. Las radios comunitarias también pueden ser radios que abarquen todo el territorio nacional. Lo comunitario no tiene nada que ver con la territorialidad, eso es una idea que nos han tratado de hacer ver los empresarios y los gobiernos. Las radios comunitarias pueden ser radios amplias que tengan una comunidad de intereses por ejemplo: las mujeres. Radios de mujeres que abarcan todo un país o radios medioambientales que hablen sobre el tema del cambio climático.
- Por último, si hablamos de la editorialidad de los medios, ¿hay muchas diferencias entre España y América Latina?
En España hay algo que es más interesante que en América Latina: si tú oyes cualquier programa de radio o televisión, los periodistas cuando hablan se nota que están la mitad a favor y la otra mitad en contra pero debe de haber muchos más matices en una sociedad, no creo que el mundo esté dividido en dos. Por su lado, en América Latina un periodista que trabaja en un gran medio escrito es como "neutral" pero el periodismo no es neutral. Los medios no son neutrales. Pueden ser relativamente certeros con la información dura que entregan pero los medios construyen un guión y dan opiniones todos los días. Entonces, yo creo que hay muchos sistemas de búsqueda, de cómo garantizar la libertad de expresión de los lectores, de la audiencia, de los televidentes, de los radio oyentes y también de los periodistas, como personas que están ejerciendo su profesión.